Poco después de haberse mudado a Panamá, a su regreso de Nueva York, Sandra Eleta tuvo la oportunidad de conocer al sacerdote, poeta y político revolucionario Ernesto Cardenal, cuya amistad e ideas dejareian una huella en su vida. Lo conoció a finales de 1974, cuando él vino a Panamá como jurado de Concurso de Literatura Ricardo Miró. En noviembre de ese mismo año, Sandra junto a unas amigas viajó a visitar la comunidad de contemplación y creatividad artística que Cardenal había establecido en el archipiélago de Solentiname, en Nicaragua. El viaje fue documentado en un libro con textos de Gloria Guardia y fotos de Sandra, titulado Con Ernesto Cardenal: un viaje a Solentiname, publicado ese mismo año.